martes, 25 de agosto de 2009

Un santo gaditano en el exilio

La reforma litúrgica de 1969 se mostró respetuosa con los templos de valor histórico y artístico; sus disposiciones se referían, sobre todo, a las iglesias de nueva construcción. Sin embargo, en no pocos casos, nuestros templos antiguos, que habían sido concebidos para celebrar la liturgia anterior, sufrieron amputaciones y remodelaciones que supusieron irreparables pérdidas artísticas. Se dio el caso de que iglesias que habían resultado indemnes en la persecución religiosa de la II República, sufrieron estragos después del Concilio, en aras de una reforma litúrgica mal entendida. ¡Cuántos púlpitos, cuantas rejas, cuántos tabernáculos, e, incluso cuántos retablos e imágenes sufrieron la devastación provocada por un mal entendido “aggiornamiento” de la liturgia!

En Cádiz, uno de los templos que más sufrieron el huracán fue, sin duda, el Oratorio de San Felipe Neri. Una desafortunadísima reforma, ejecutada a finales de la década de 1960, conllevó la supresión del púlpito, de las rejas de las capillas, de los confesionarios antiguos y, lo que es peor, de diversas imágenes de valor artístico.
Desgraciadamente, todas estas piezas se encuentran hoy día perdidas o ilocalizadas. Sólo una de las imágenes perdidas por entonces, un San Juan Nepomuceno que se situaba en el banco del retablo que ocupó durante años la Cofradía de Agua y Luz, se encuentra perfectamente localizada e identificada. Su ubicación actual es el claustro del Hotel Monasterio de San Miguel de El Puerto de Santa María, si bien la imagen no se encuentra completa. Faltan unos ángeles niños que rodeaban la nube sobre la que se yergue el santo, los cuales se hallan actualmente depositados en la Casa de Hermandad de Agua y Luz. En Semana Santa, estos angelitos suelen colocarse en el frontal del paso del Cristo del Stmo. Cristo de las Aguas, rodeando el escudo de la Cofradía.

La imagen del San Juan Nepomuceno, de excelente factura, se encuadra en la escuela genovesa de escultura en madera, tan activa en Cádiz en el siglo XVIII. Su autor nos es desconocido. En el libro “Escultura Genovesa, artífices del Setecientos en Cádiz”, la escultura aparece catalogada con el número 111.

Como es habitual en la iconografía de este santo, aparece arrodillado sobre una nube, mientras contempla el crucifijo que porta en su mano izquierda. Viste sotana y sobrepelliz con muceta de armiño.

Esperamos que, con ocasión de la restauración integral del Oratorio que se está acometiendo con vista al Bicentenario de la Constitución de 1812, esta imagen vuelva a su emplazamiento original tras ser adecuadamente restaurada. Lo reclama tanto el respeto debido a nuestro patrimonio histórico como la conveniencia de que la iglesia de San Felipe y su mobiliario sacro presente el aspecto más próximo posible al que tenía durante la celebración de las Cortes.

Artículo cedido por FJBP

1 comentario:

Disparates de Cádiz dijo...

Enlace recomendado:
http://www.pasionygloria.net/templos/oratorio/texto.htm